La pandemia de la COVID-19 puede ser la historia principal en los titulares relacionados con la salud en este momento, pero no significa que las personas con afecciones cardíacas deben posponer la visita al médico o postergar la atención médica por una urgencia.
“Independientemente de la pandemia, los riesgos de la enfermedad cardíaca están siempre presentes y deben abordarse”, dijo el Dr. Mohammad Madjid, máster en Ciencias, miembro del American College of Cardiology (Fellow of the American College of Cardiology, FACC), cardiólogo en UT Physicians y profesor adjunto de medicina cardiovascular en la Escuela de Medicina McGovern en UTHealth. “Evitar el tratamiento adecuado para estos problemas de salud puede dar lugar a una multitud de otras enfermedades e incluso a la muerte, por lo que animamos a los pacientes a buscar la atención que necesitan antes de que sea demasiado tarde”.
Los ataques cardíacos son la principal causa de muerte en los Estados Unidos y se producen cuando hay una alteración repentina en las arterias que suministran sangre rica en oxígeno al corazón, lo que permite el bombeo. Cuando el flujo sanguíneo se ve comprometido, el corazón deja de funcionar correctamente.
“El paciente tiene entre dos y tres horas para buscar tratamiento; de lo contrario, el corazón tendrá pocas probabilidades de recuperarse si se retrasa la atención”, dijo el Dr. Richard Smalling, PhD.
Smalling es el catedrático distinguido de James D. Woods en Medicina Cardiovascular, y profesor y director de Medicina Cardiovascular Intervencionista en la Escuela de Medicina McGovern.
“Con el tratamiento temprano y la restauración del flujo sanguíneo rico en oxígeno al músculo cardíaco dañado, podemos recuperar la función del músculo cardíaco, lo que permite que los pacientes tengan una mayor probabilidad de sobrevivir y volver a sus actividades normales después de su ataque cardíaco”, afirmó.
Los pacientes pueden pensar que están experimentando síntomas de la COVID-19, incluida la falta de aire, que pueden parecerse e incluso enmascarar una serie de complicaciones cardíacas como un ataque al corazón. Y lo que es más, un diagnóstico de la COVID-19 puede empeorar las afecciones cardíacas existentes.
“El dolor torácico grave, la falta de aire y el dolor irradiado en el brazo, el cuello o la espalda pueden ser signos de un ataque cardíaco, que también puede acelerarse por un diagnóstico de la COVID-19”, afirmó el Dr. Viacheslav Bobovnikov, profesor adjunto de Cirugía Cardiotorácica en la Escuela de Medicina McGovern. “Especialmente si la infección de COVID se complica por trombosis (coágulos de sangre) de los vasos pequeños”, afirmó.
El estrés de los acontecimientos actuales puede tener un efecto adverso sobre la salud cardiovascular, por lo que es imperativo prevenir, manejar y detectar las afecciones cardíacas de manera adecuada a medida que continuamos lidiando con los efectos destructivos de la COVID-19.
Si tiene alguna inquietud sobre su salud cardíaca, lo invitamos a que programe una cita en persona o de telesalud hoy mismo.
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